Santo Domingo, R. D.– La contaminación sonora se ha convertido en una verdadera plaga urbana en el Gran Santo Domingo. Desde el 14 de enero de 2015 hasta el 31 de mayo de 2025, las autoridades han recibido 1,126,582 denuncias por ruido, de las cuales 368,956 corresponden únicamente al municipio de Santo Domingo Este, la demarcación con más reportes desde que se abrió el registro. En sectores como Amarilis IV, testimonios de residentes describen escenas repetidas: colmadones y establecimientos con “bachatas de colmadón” y DJs a más de 60 decibeles, grupos que se aglomeran a beber en las calles, basura, peleas ocasionales y una frase que ya se ha vuelto símbolo de la falta de empatía: “Atención vecino, si te molesta la bulla, múdate del barrio”.
Los datos revelan que el 95 % de las denuncias en la capital dominicana están relacionadas con música alta, mientras que solo el 0.93 % se debe a ruidos por construcción y el 3.8 % a equipos, organizaciones y vehículos. El año 2020, en pleno confinamiento por la pandemia de Covid-19, fue paradójicamente el período con más reportes: 132,514 denuncias. Los patrones se repiten de barrio en barrio: vecinos agresivos e irrespetuosos, autoridades señaladas en algunos casos y constantes quejas sobre la inoperancia o limitada respuesta del 9-1-1, en un problema que ya dejó de ser simple “bulla” para convertirse en un tema serio de salud pública y convivencia ciudadana.
