Tiro al blanco
Rafael L. Olivo
Para ningún entendido en temas geopolíticos es un secreto que las potencias NO tienen amigos, lo que realmente tienen es intereses, sin embargo, cuando los intereses ideológicos de una potencia se alinean con los de un país pequeño, frágil y sumamente dependiente como el nuestro, se debe considerar, a lo menos, como un regalo divino.
Todos sabemos que Trump es un patriota a carta cabal, pero más que eso, en su intervención en la 74va. Asamblea de la ONU (2019) afirmó: “los líderes sabios siempre ponen el bien de su país y su propio pueblo en primer lugar”, “el futuro no pertenece a los globalistas, el futuro pertenece a los patriotas”.
El que Trump haya ganado la presidencia de los Estados Unidos es, de por sí, un “plus” para los intereses dominicanos, sobre todo aquellos relacionados a su gran amenaza: la invasión pacífica haitiana, sin embargo, el hecho de que haya nombrado al actual senador Marco Rubio como su próximo Secretario de Estado a partir del próximo enero 20, es algo que, para República Dominicana, no tiene precio.
Durante décadas se ha especulado que la diplomacia haitiana es mucho más eficiente que la dominicana, sin embargo, no se ha tenido en cuenta que, hasta ahora, prácticamente la mayoría de los países occidentales, estaban siendo manejados por izquierdistas globalistas, que veían con buenos ojos la política de fronteras abiertas, quienes han llenado sus propios países de inmigrantes de todos lados, pero sobre todo africanos, en el caso europeo, y latinoamericanos, en el caso de Estados Unidos, por lo que eran muy receptivos a las quejas haitianas, y nuestras deportaciones les parecían una total e intolerable aberración.
Hoy, de golpe y porrazo nos encontramos en un escenario donde no solo Europa está siendo arropada por corrientes de derecha y anti globalistas, sino, como también, la gran potencia del norte, pero lo más espectacular es el nombramiento del senador Rubio como su jefe de la diplomacia, un personaje que hace apenas 7 meses, criticó al Presidente Biden por intentar imponernos una invasión de tres millones de haitianos en suelo dominicano.
¿Creen ustedes que tendrán los diplomáticos haitianos ahora, la misma receptividad que tenían antes, cuando vayan a llorar por las deportaciones de sus nacionales desde República Dominicana?
Si el Gobierno Dominicano no aprovecha esta coyuntura llena de vientos favorables a nuestra causa, nunca lo hará, ya que una alineación tan oportuna, no se puede desperdiciar.
