REDACCION.- El nombramiento de Bianka Pérez como jueza asociada del Período de Apelaciones de la Suprema Corte de Justicia para el Primer Departamento de Nueva York, anunciado el 27 de noviembre por el magistrado Joseph A. Zayas, representa un momento histórico no solo para el Estado Americano, sino para toda la República Dominicana. Por primera vez, una dominicana asumirá este cargo en la corte, encargada de revisar casos civiles y penales de Manhattan y El Bronx en segunda instancia. Este nombramiento es un reconocimiento a la destacada trayectoria judicial de Pérez, quien antes fue jueza administrativa en la Oficina de Juicios y Audiencias Administrativas de Nueva York y jueza de la Corte Civil del Bronx.
La jueza Pérez, nacida en Nueva York de padres dominicanos, tiene una sólida formación académica. Es graduada de la New York Law School y del John Jay College of Criminal Justice de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, donde obtuvo Summa Cum Laude. Antes de su carrera en la judicatura, Pérez trabajó en la firma Ginarte, O’Dwyer, Winograd & Laracuente, especializándose en lesiones personales, y luego estableció su propio bufete legal.
Además de su carrera judicial, la magistrada Pérez ha tenido un rol activo en la política local. Fue comisionada de la Junta Electoral de la Ciudad de Nueva York por el Bronx, donde también se convirtió en la primera presidenta latina de la junta. Su liderazgo se extendió al ámbito partidario, fungiendo como parlamentaria del Comité Demócrata del Bronx y actualmente es la segunda vicepresidenta de la Asociación de Jueces de la Corte Suprema.
Su contribución a la comunidad legal ha sido igualmente significativa. Pérez fue presidenta de la Asociación de Abogados Dominicanos en los Estados Unidos (Dominican Bar Association) en 2012 y 2013, y recientemente recibió el premio a la excelencia judicial del año 2023. Como presidenta del Comité Judicial de la DBA, se dedica a promover el éxito y crecimiento de los dominicanos en la judicatura estadounidense.
Este nombramiento no solo refuerza el compromiso de Pérez con la justicia y la comunidad legal, sino que también sirve como un ejemplo inspirador para futuras generaciones, evidenciando su excepcional carrera y su influencia positiva en la judicatura de Estados Unidos.
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