Mientras el Gobierno Dominicano daba tumbos buscando un interlocutor válido que parara la obra del canal, la cuales avanzaban con determinación a pesar del pedido dominicano al Gobierno Haitiano de que pararan esas obras, dicho gobierno haitiano se escudaba detrás de un manto de supuesta “ignorancia”, y de supuesta “falta de control”, lo cual hizo perder a los dominicanos un tiempo valioso, mientras ellos ganaban tiempo y avanzaban.
Todavía en los últimos días, ellos negociaban desde la posición de que “eran unos incontrolables” quienes construían el canal, y jugaron a la idiotez dominciana, hasta que Abinader no tuvo otra que tomar medidas drásticas y cerrar La Frontera.
Fue muy sospechoso que una vez se cierra la Frontera, y temiendo que los haitianos afectados por tal medida se amotinaran y arruinaran la construcción de dicho canal, el mismo fue protegido por fuerzas del orden haitianas, lo que fue una franca declaración de intenciones.
Una vez ven ellos vieron que Abinader no estaba en la labor de seguirles su juego, no les queda de otra poner todas las cartas sobre la mesa, y comenzaron una ofensiva diplomática como solo ellos saben hacerla, mezclando mentiras, medias verdades y su toque único de victimismo.
Hoy ya han puesto “toda la carne en el asador”, y su defensa al canal que SIEMPRE han estado construyendo es abierta, ya no les funciona seguir mintiendo.
Los dominicanos debemos de dar gracias a Dios por este incidente, ya era hora de que dejáramos de chuparnos el dedo, y comenzar a ver con claridad a quienes realmente tenemos de vecinos, y el peligro de seguir como si nada estuviera sucediendo, sobre todo con el problema de la invasión pacífica a la que estamos siendo sometidos desde hace décadas.
Rafael L. Olivo
