REDACCION.- El Convento de las Carmelitas Descalzas en Ronda, Andalucía, se enfrenta a una encrucijada crítica: la falta de monjas amenaza con su cierre por orden del Vaticano, a menos que encuentren urgentemente a dos nuevas hermanas para unirse a su reducida comunidad. La situación se agrava al punto de que, de no remediarla pronto, deberán devolver una preciada reliquia, la mano incorrupta de Santa Teresa de Jesús, a Castilla y León, su lugar de origen. En un llamado desesperado, buscan candidatas con experiencia monástica de cualquier parte del mundo, en un esfuerzo por preservar no solo su legado espiritual sino también un importante hito histórico y turístico que atrae a fieles y visitantes de diversos rincones del planeta.
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La pandemia de COVID-19 y los recientes fallecimientos han mermado la congregación a tan solo cuatro hermanas, poniendo en riesgo la continuidad de una comunidad que custodia con devoción la mano de Santa Teresa desde 1924. Este llamamiento urgente no solo destaca la precaria situación del convento sino que refleja un problema más amplio de disminución de vocaciones religiosas, afectando a comunidades monásticas a nivel global. La esperanza de las Carmelitas Descalzas de Ronda reside en la solidaridad y el eco mediático de su historia, con la aspiración de encontrar las almas generosas que necesitan para «apuntalar» su futuro y continuar siendo un faro de fe y tradición.