Carta de despedida
Emerson Soriano
Querido primo Chave (José Alberto, como te decía mi tía):
He recibido en la mañana de hoy la triste noticia de tu partida con más dolor que sorpresa; pues, a fin de cuentas, “todos mueren un día”, como dijera Aquiles.
Se agolpan en mi polvorienta memoria todas las travesuras de nuestra dulce infancia en nuestro querido Monte Grande, al que iba a vacacionar o a llevar cosas que mamá enviaba a nuestra adorada “Mare”. Están aún tatuadas en ella las salidas del bohío acompañándote a buscar leña para cocer los alimentos en el más hermoso fogón que jamás ví, donde la dulce abuela preparó, dentro de sus precarias posibilidades, las mejores comidas, y no precisamente por su contenido, sino por el inmenso amor que ponía en hacerlas, mágico ingrediente que, con seguridad, alimentó más al espíritu que al cuerpo, como lo testimonian estas líneas que te escribo para despedirte en la distancia.
No estaré ahí, en tu sepelio, como sabes que siempre trato de estar en este tipo de ocasiones, pero te mando mi abrazo de siempre; ese mismo abrazo que nos dábamos juntos con Mirian cuando, después de cruzar frente a la casa de la prima “Cea” y su esposo Gutierrez, desde lo alto de un pico en la loma, yo les silbaba con ese “pito” tan nuestro que indicaba que había llegado y ustedes dos salían a encontrarme corriendo, llenos de gozo.
Esos momentos no se repetirán ya físicamente, pero retornan eternamente en mi memoria para que recuerde con sencillez el hermoso origen de nuestros ancestros y la bondad que multiplicó en nuestros corazones.
Descansa en paz, has pasado el examen. Dios te espera misericordioso, para quitar por siempre las cargas terrenales y convertirte en uno de sus ángeles. Hasta luego.
Emerson Franklin Soriano.
Domingo, 1ro. de octubre de 2023.-