La capital haitiana fue escenario de una dramática toma de control en su mayor centro penitenciario, la Penitenciaría Nacional de Puerto Príncipe, el pasado sábado por la noche. Grupos armados, tras un intenso enfrentamiento con las fuerzas de seguridad que duró varias horas, lograron infiltrarse en la prisión, facilitando la fuga de numerosos reclusos. Esta acción fue precedida por advertencias en redes sociales por parte de las pandillas, que incluso habían anticipado sus intenciones el día anterior. Entre los fugados se encuentran individuos implicados en el asesinato del presidente Jovenel Moise en 2021 y notorios cabecillas de bandas, todos retenidos bajo condiciones extremas. Hay varios muertos, tanto policias como miembros de la banda.
Este preocupante suceso ocurre en un contexto de creciente inseguridad en el país, con las bandas mostrando su determinación por desestabilizar aún más la situación, apuntando posiblemente hacia objetivos gubernamentales críticos como el Palacio Nacional. La crisis se profundiza ante la inminente llegada de una misión de seguridad multinacional, liderada por Kenia, aprobada por la ONU y acordada recientemente entre Kenia y Haití para desplegar un contingente policial en un esfuerzo por restaurar el orden. Este despliegue se enmarca en un compromiso por parte del primer ministro haitiano, Ariel Henry, de avanzar hacia elecciones antes del final de agosto de 2025, en medio de un panorama de violencia que no muestra signos de disminuir.