BRAZILIA.- El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue condenado a 27 años y tres meses de prisión por su implicación en el intento de golpe de Estado tras las elecciones de 2022, en las que perdió frente a Luiz Inácio Lula da Silva. A sus 70 años, el exmandatario enfrenta la posibilidad de pasar el resto de su vida tras las rejas o en arresto domiciliario. Su caída marca el derrumbe del “mito” que durante años fue venerado por la extrema derecha brasileña y que en su gestión abrió paso a militares en el poder, promovió la flexibilización de la venta de armas, debilitó las políticas ambientales y rechazó las iniciativas de igualdad social.
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A pesar de la condena, Bolsonaro mantiene un fuerte respaldo de sus bases más radicales, conformadas por sectores evangélicos, el agronegocio y la industria de las armas, conocidos como las bancadas de la “Bala, el Buey y la Biblia”. Su culto a la personalidad, su estilo provocador y su discurso contra el comunismo lo convirtieron en un caudillo de la derecha, con aliados dentro y fuera de Brasil, incluyendo a Donald Trump y líderes de la ultraderecha internacional. Sin embargo, su desprecio hacia las víctimas de la pandemia, su retórica ofensiva y la conspiración para aferrarse al poder sellaron un destino judicial que hoy lo coloca como protagonista de uno de los capítulos más oscuros de la política brasileña.