Washington.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que no hay sobrevivientes tras el trágico choque entre un helicóptero militar y un avión comercial cerca de Washington, donde se estima que las 67 personas a bordo han perdido la vida. Los cuerpos de las víctimas continúan siendo recuperados en las heladas aguas del río Potomac, donde ambos vehículos cayeron tras el impacto. “Tristemente, no hay sobrevivientes. Esta fue una noche oscura y terrible para nuestra nación”, declaró Trump en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, donde expresó su pesar y resaltó la magnitud de la tragedia. Sin embargo, sus comentarios rápidamente tomaron un giro polémico, al culpar a las administraciones anteriores por lo que calificó como una reducción de los estándares de seguridad en la aviación, aunque no presentó pruebas concretas.
El choque ocurrió cuando el vuelo 5342 de American Airlines, un jet regional con 60 pasajeros y cuatro tripulantes, se aproximaba al Aeropuerto Nacional Ronald Reagan. El helicóptero del Ejército, modelo Black Hawk, realizaba una evaluación nocturna cuando colisionó con la aeronave comercial. Los equipos de rescate continúan trabajando incansablemente en la recuperación de cuerpos, y hasta el momento, las autoridades han recuperado 28 víctimas. “A esta altura no esperamos encontrar sobrevivientes”, afirmó el jefe de bomberos de Washington, John Donnelly. El secretario de Transporte, Sean Duffy, explicó que tanto el avión como el helicóptero estaban siguiendo rutas estándar, pero “algo salió mal”, lo que ahora será investigado por la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB).
El helicóptero Black Hawk, volando desde Fort Belvoir, Virginia, realizaba su misión anual de evaluación nocturna, con una tripulación altamente experimentada. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, enfatizó que la investigación del accidente estaba en marcha, con equipos de aviación de alto nivel trabajando para esclarecer las causas del trágico suceso. Mientras tanto, el CEO de American Airlines, Robert Isom, aseguró que la compañía cooperará plenamente con la investigación y expresó su profundo pesar por la tragedia, destacando que los esfuerzos de la aerolínea se centran ahora en brindar apoyo a las familias de las víctimas.
La tragedia también ha generado preocupación entre expertos y pilotos, quienes cuestionan si los protocolos de vuelo en áreas compartidas por aviones y helicópteros son suficientes para evitar este tipo de desastres. Algunos analistas señalan la necesidad urgente de revisar las normas de control del tráfico aéreo, especialmente en zonas de alta actividad como el aeropuerto Ronald Reagan. Los medios de comunicación han revelado que, minutos antes del impacto, los controladores alertaron al helicóptero sobre el avión en su vecindad, pero no se han esclarecido las razones por las que no se evitó la colisión. Mientras tanto, la nación sigue de luto, buscando respuestas y medidas para evitar futuras tragedias.