Decir que Donald Trump ganó las elecciones es quedarse corto, lo correcto es decir que Trump ARRASÓ en Estados Unidos, ganando no solo la presidencia, si no, como a también, una holgada mayoría en ambas cámaras, pero esta mayoría NO es solo de republicanos, es, o de trumpistas, o de republicanos que saben que si no se alinean no ganan las próximas elecciones en sus respectivos estados.
¿Cuál es la diferencia? Para comenzar no tendrá al “enemigo en casa”, es decir, no tendrá a una cúpula republicana más alineada con los demócratas que con su presidente, tal y como pasó, por ejemplo, con Dick Cheney y su hija, Liz Cheney, quienes quienes siempre han adversado a Trump, y llegaron al extremo de decir que votarían por Kamala en estas pasadas elecciones, o el difunto John McCain, quien siendo senador votó en contra de Trump prácticamente en todas y cada una de sus propuestas, solo para mencionar algunos casos.
Desde el primer momento que Trump fue elegido candidato por los republicanos, no tuvo paz, los medios de comunicación, la gran mayoría de inclinación izquierdista, no le dieron tregua haciendo todo tipo de acusaciones, la gran mayoría exageradas o totalmente falsas.
Al ganar las elecciones, desde el día uno, los demócratas comenzaron a acusarle de que había coludido con “los rusos”, falsa acusación que le persiguió durante todo su mandato, le hicieron un proceso de “impeachment” o destitución por el tema ucraniano, por el tema ruso e, incluso, hicieron un intento de destitución cuando ya había dejado la presidencia, toda una locura, y no mencionemos el calvario que han sido estos 4 años para él, cuando los demócratas usaron la justicia como arma política en su contra.
Durante su mandato, si Trump pedía reformar el seguro médico público, le bloqueaban; dinero para el muro fronterizo, le bloqueaban, reforma migratoria, bloqueada, en fin, Trump se pasó toda su presidencia contra las cuerdas, a la defensiva, recibiendo golpes del congreso, de los medios y de parte de su propio partido.
Pero ahora, con unos medios de comunicación desacreditados, un congreso alienado y un “dream team” de aliados a su alrededor, Trump tiene la gran oportunidad de lucirse, haciendo el mejor gobierno de la historia americana, a pesar del desastre social y político que le heredan, no solo a lo interno, si no, como también, externamente.