Como ya es tradición para Haití, se resiste a la idea de que le deporten a sus nacionales, ya que esos ciudadanos con los más de 2.000 millones de dólares en envíos de remesa cada año desde República Dominicana, constituyen alrededor del 10% de la economía haitiana, esto sin mencionar el dinero que llevan en persona, que envían con amigos o que envían e directamente en comida o artículos personales, siendo ésta la causa de su resistencia.
Es por eso que han convocado una “reunión de emergencia” en la OEA, para argumentar los mismos chantajes a los que ya nos tienen acostumbrados en su discurso, con los cuales buscan encontrar simpatías en los demás países y, así, en grupo, doblegar a la República Dominicana. Entre esos chantajes podemos citar: violación de los derechos humanos, racismo, limpieza étnica, marginación por origen étnico, acciones inhumanas, deportación de “dominicanos” de origen haitiano, apatridía, discurso de odio, etc. etc.
Apelan a: derechos de los migrantes, derechos fundamentales, acuerdos bilaterales (1996), presión económica de los deportados sobre la economía haitiana, entre otros temas y acuerdos, sin embargo, debemos resaltar el hecho de que Haití apele a acuerdos bilaterales entre nuestros países, cuando durante su existencia NO ha cumplido ninguno de ellos.
Curioso fragmento encontramos del embajador de Canadá cuando dice: ”es importante destacar, que la expulsión forzada de haitianos, puede tener repercusiones en la estabilidad de Haití, la Isla Española y la región en general”, y yo me pregunto ¿hasta ahora se han dado cuenta? Y esa migración masiva ¿no tendrá consecuencias en nuestra estabilidad? Demostrándose así que, en realidad, le importa un rábano la estabilidad nuestra.
“Queremos diálogo, podemos coexistir juntos”, dijo el representante de Haití, pero ese diálogo generalmente solo se considera exitoso, si la República Dominicana se pliega a los deseos de Haití de seguir permitiendo la invasión por parte de sus nacionales hacia su territorio sin quejarse.
Algo que me llamó poderosamente la atención fue, que ninguno de los presentes dijo: “estamos preparados para ofrecer medio millón de visas de trabajo a los haitianos deportados”, o a permitir que vayan a atenderse gratuitamente a sus hospitales.
Del lado de Estados Unidos, como de costumbre, fue destacable este anuncio: “están preparados para apoyar procesos de documentación {de haitianos}” pero, desde luego, no en Haití, que tanto lo necesita, sino en suelo dominicano ¡¡que tiernos!!
En conclusión, la República Dominicana debe permanecer firme ante la embestida internacional, ya que esa debilidad en el pasado es lo que nos ha llevado a la situación explosiva que ahora padecemos, el presidente debe demostrar un serio compromiso con el país, y el país se unirá junto a él, una de las primera medidas para demostrar ese compromiso, es cancelar a Wilfredo Lozano del Instituto Nacional Migración y a todos los funcionarios pro haitianos de su gobierno, y nombrar a gente que de verdad le duela este país.