Todos los países desarrollados o en vías de desarrollo hacen uso de la migración como algo positivo, siempre y cuando la misma sea controlada por el país receptor, ajustada a los cánones legales, lógicos y económicos, que no lesionen en modo alguno al ciudadano del país que recibe.
En todos los países del mundo, el extranjero se llama a trabajar cuando ya todos los ciudadanos de dichos países están trabajando y hace falta mano extranjera para seguir la producción, por lo que se le da VISAS TEMPORALES, que en muchos casos no pasan de 8 meses, a una cantidad determinada de obreros.
Las compañías deben hacer su petición formal al gobierno y, esos obreros, antes de llegar, deben contar con su seguro médico, pagado por el empleador, en un número específico, pagando los impuestos de lugar, con un contrato de trabajo con un salario que en ningún caso sea menor al establecido por ley o el que se pague en ese sector, ya que podría darse el caso de competencia desleal para pagar menos.
Bajo ese esquema solo entrarían hombres necesarios para los segmentos los económicos que se le necesiten.
Digamos que en la industria de la construcción hay 20.000 puestos, y solo 16.000 dominicanos o extranjeros residentes legalmente para ocuparlos, pues entonces se procede a otorgar 4.000 visas sujetas a contratos, para trabajar con una empresa específica. Como decía, esas visas están sujetas a pago de impuestos, seguro de salud, etc.
Dicho lo anterior, que alguien me diga ¿para qué se necesitan miles de haitianos ilegales conchando en carros y motores? ¿Para qué necesitamos miles de niños haitianos en nuestra escuela provocando a su vez que miles de niños dominicanos se queden sin cupos en las mismas? ¿para qué necesitamos 40.000 haitianas pariendo en nuestros hospitales cada año? Y lo que es más interesante ¿para qué necesitamos miles de haitianos delincuentes, violando, robando, mutilando y asesinando dominicanos y dominicanas en este país?
La locura migratoria que impulsaron Leonel Fernández y Danilo Medina con su desinterés por poner control, recibiendo órdenes de poderes foráneos, demostrando un desprecio total por el presente y el futuro de nuestro país, es lo que ha llevado al caos actual, que pone en riesgo nuestra salud, seguridad, economía y hasta nuestra cultura e idiosincrasia.
Rafael L. Olivo