Ni dialéctica del FALPO ni acierto de Chu: el logro fue de Abinader.
Por: Emerson Soriano
En un grupo de la red en el que estoy incluido, un compañero puso un comentario en el sentido de que el método de lucha del FALPO había cambiado, arguyendo que no hubo -en en el marco de la reciente convocatoria a huelga para el Cibao- basura esparcida en las calles, carros quemados, cristalerías de negocios quebradas, ni mucho menos víctimas inocentes que pagaran con sus vidas debido a los “ya abandonados métodos del FALPO” para lograr sus “reivindicaciones”. Asimismo, apuntó mi compañero, en el titular de una noticia de un programa suyo, que también posteó, “Chu Vásquez cumple con la seguridad ciudadana durante convocatoria a huelga”.
En lo que respecta a Chu Vásquez, la noticia fuera creíble si, el propio Chu, no hubiera afirmado, según consta en noticia publicada por el Listín Diario de fecha 23 de mayo de este año: “Yo no manejo la parte operativa de la policía”. Ya en lo que hace al FALPO, es claro que su conducta no obedece a un giro dialéctico decididamente pacifista, sino a una disuasión resultante del hecho de que el Gobierno se le paró en dos patas, como se dice popularmente: le mostró un convoy un día antes de la huelga y su disposición de reaccionar en la misma medida y proporción que ellos, y el FALPO lo entendió.
También, hay que entender que el FALPO ha experimentado un desgaste en la estima pública, si alguna, debido, entre otras cosas, a un relajamiento del recurso a la huelga y, por qué no decirlo, al hecho de que muchos de sus miembros se han descarriado, prestándose incluso a servir a sectores que representan intereses oscuros. Por tanto, sin temor a equivocarse, cualquiera podría afirmar que, si no hubo desórdenes ni muertos en la aludida jornada huelguística, no se debió ni a la dialéctica del FALPO ni a un acierto de Chu Vásquez, sino que el logro fue del presidente Abinader, que es quien está dirigiendo la Policía. Todo lo cual demuestra que si se quiere, se puede. Señor presidente, haga lo mismo con el narcotráfico y la inseguridad ciudadana. Al enemigo hay que enseñarle las garras, y si es preciso usarlas. No pertenezco a su partido, pero puedo admitir que, en esta ocasión, usted acaba de demostrar que tiene el temple para hacerlo . Cásese con la gloria, arremeta contra esas lacras.