El oficialista Santiago Peña ganó este domingo con claridad las elecciones de Paraguay y será el nuevo presidente del país a partir de agosto.
Con el 99% de los votos procesados, Peña, del conservador Partido Colorado, suma casi el 43% de los apoyos por el 27,4% de Efraín Alegre, que lideraba una coalición de centro-izquierda.
«Gracias a quienes nos entregaron sus sueños, confiaron en este proyecto, depositaron sus esperanzas para que podamos estar mejor, y vamos a estar mejor», dijo Peña al celebrar el triunfo.
«Después de los últimos años de estancamiento económico, alto déficit fiscal, alto índice de desocupados e incremento de la pobreza extrema, no es solo trabajo para una persona o un partido. Por eso convoco a la unidad y el consenso, por la prosperidad sin exclusiones», agregó.
Alegre admitió la derrota. «La división ha hecho que no hayamos podido llegar al objetivo de cambio solicitado», señaló. Buena parte del voto de cambio se fue a la tercera fuerza política, la extrema derecha del polémico Paraguayo Cubas, que logró un 22% de apoyos.
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Hemos hecho un esfuerzo importante de unir a todos los sectores para producir un cambio y hoy los resultados nos señalan que el esfuerzo tal vez no fue suficiente», admitió Alegre.
El gobernante Partido Colorado lleva más de 70 años gobernando de forma casi ininterrumpida y Peña dará continuidad a la hegemonía de los conservadores a pesar de los conflictos internos y las denuncias de corrupción contra el expresidente del país y actual líder del partido, Horacio Cartes, gran valedor de Peña.
En Paraguay las elecciones se definen en una sola vuelta, el voto es obligatorio y la reelección no está permitida, por lo que el actual presidente, Mario Abdo, no pudo optar a un nuevo mandato de cinco años.
«Felicitaciones al pueblo paraguayo por su gran participación en esta jornada electoral y al presidente electo Santiago Peña. Trabajaremos para iniciar una transición ordenada y transparente, que fortalezca a nuestras instituciones y a la democracia del país», escribió en twitter Abdo, del Partido Colorado pero que no había dado su apoyo a Peña por la rivalidad que mantiene con Cartes.
Los observadores internacionales destacaron la «alta participación», que superó el 63%, mayor que la de las elecciones de hace cinco años.
Un economista para una maltrecha economía
Peña es un economista de 44 años que fue ministro de Hacienda en el gobierno del presidente Cartes, director del Banco Central y trabajó para el FMI (Fondo Monetario Internacional).
Su rival y veterano líder de la oposición fue Alegre, de 60 años y quien intentaba por tercera vez llegar a la presidencia.
La difícil situación económica que enfrenta el país tras la pandemia y la inflación, así como la corrupción fueron los asuntos centrales de la campaña electoral.
La tradicionalmente estable economía paraguaya, que depende de las exportaciones de soja, carne vacuna y electricidad, creció apenas un 0,2% el año pasado y la inflación fue del 8,1%.
Peña, cuyo partido ha gobernado el país las últimas siete décadas con la excepción de un breve periodo entre 2008 y 2013, prometió «más plata en los bolsillos de los paraguayos» mediante la creación de empleos y la formalización de la economía.
Alegre, quien encabezó una coalición de fuerzas de centro derecha e izquierda denominada Concertación Nacional, propuso bajar las tarifas de la electricidad, luchar contra la corrupción y dar un giro a las relaciones del país con Taiwán en favor de China.
Pero esas medidas no sedujeron a la mayor parte del electorado pese a que el poderoso Partido Colorado, también denominado Asociación Nacional Republicana (ANR), llegaba a las urnas golpeado por conflictos internos y las denuncias de corrupción del gobierno de Estados Unidos en contra de su líder y expresidente Cartes (2013-2018), gran valedor de Peña, que le agradeció el triunfo.
Estados Unidos acusó y sancionó en enero a Cartes por «corrupción desmedida que socava las instituciones democráticas».
Las acusaciones quedaron, sin embargo, en un segundo plano en la contienda de este domingo y el Partido Colorado volvió a resultar vencedor aprovechando el sistema paraguayo, donde se impone en una sola vuelta el partido con la minoría más grande.
El triunfo de Peña hace que Paraguay se mantenga como único país de Sudamérica que seguirá reconociendo a Taiwán.
En campaña, Alegre criticó las relaciones de Asunción con Taipei y expresó la posibilidad de establecer lazos con Pekín.
China considera a Taiwán una provincia rebelde y defiende que la isla no tiene derecho a establecer relaciones de Estado a Estado, una posición que exige que asuman los países con los que abre relaciones diplomáticas.
Pero Paraguay es el único aliado diplomático de Taiwán en Sudamérica —uno de los 13 que restan en todo el mundo— y este vínculo ha adquirido una dimensión peculiar en tiempos de tensión entre China y la isla y de crisis derivada de la guerra en Ucrania.
Por ello, la embajada de Taiwán en Paraguay felicitó este domingo a Peña por su triunfo.