Bajo la superficie de Verón Punta Cana, un destino conocido por sus playas paradisiacas e idílicas y resorts de lujo, se está gestando una emergencia medioambiental que amenaza tanto el ecosistema como la industria turística que florece sobre él, a propósito de los más de 10 millones de visitantes que hemos tenido en República Dominicana en este 2023. La extracción insostenible de agua subterránea está poniendo en jaque la integridad del acuífero de la región, una crisis que no solo merma la belleza natural del área sino que también plantea serias preocupaciones sanitarias para residentes y visitantes.
La sobreexplotación del acuífero de Verón Punta Cana ha escalado a un ritmo alarmante, con cerca de cien mil viviendas según el último Censo 2022 y donde más del 65% de estas ha recurrido a pozos tubulares en ausencia de un acueducto funcional. Esta práctica ha llevado a una disminución crítica en los niveles de agua subterránea y a una perturbadora salinización que amenaza con alterar irrevocablemente el equilibrio ecológico de la región.
El suelo, privado de su hidratación natural, se compacta y se hunde, poniendo en peligro infraestructuras vitales y modificando los cuerpos de agua superficiales. La falta de un sistema de drenaje pluvial adecuado y el tratamiento insuficiente de aguas residuales agravan la situación, resultando en la contaminación del agua subterránea con materias fecales, un riesgo directo para la salud pública.
Los efectos a largo plazo de esta degradación son inquietantes. La subsistencia de Verón Punta Cana como un enclave turístico próspero pende de un hilo, con el potencial de un colapso ecológico y económico si no se toman medidas inmediatas y eficaces, por parte del gobierno local y del gobierno central.
El llamado a la acción es claro y urgente. Se requiere primero, se haga el levantamiento de una vez y por toda por parte de las autoridades, aplicar e importantizar la Ley de Ordenamiento Territorial aprobada en diciembre 2022, y así ejecutar una intervención decidida para revertir el daño al subsuelo y proteger la sustentabilidad futura de Verón Punta Cana. Esto incluye la regulación estricta de la extracción de agua subterránea, inversiones significativas en sistemas de saneamiento y un enfoque renovado en tecnologías de conservación del agua.
Solicitamos pues, a la comunidad científica a que debe participar activamente en el monitoreo y la investigación del acuífero para guiar las políticas y prácticas hacia la recuperación y la gestión sostenible de este recurso vital y buscar la vía de proponer un acueducto que supla a toda la zona de aguas potables suficiente para todos los habitantes de Verón Punta Cana y descontinuar y prohibir esta práctica de extraer agua por medio de este sistema.
La crisis de Verón Punta Cana no es solo un problema local; es un microcosmos de una amenaza global que enfrentan muchos destinos turísticos. La resolución efectiva de esta situación podría servir de modelo para la gestión sostenible del agua en zonas turísticas en todo el mundo, demostrando que el desarrollo económico y la conservación ambiental pueden coexistir en armonía.
Salvemos a Verón Punta Cana!!!