martes, octubre 14, 2025
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Crónica de una bondad “cobayana”

OTEANDO

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EMERSON SORIANO

Un preocupado social, lleno de buenas intenciones, en el marco del ejercicio de su libre oficio de denunciar -tratándose esta vez de algo relativo al “proceso de adjudicación del contrato para la expedición de licencia de conducir realizado por el INTRANT” (Sic)-, incurre en la falta inintencional de hacer un arroz con mango al mencionar tangencialmente el proceso de licitación mediante el cual la Junta Central Electoral adjudicó a un proveedor equis el contrato para suplirle algunos materiales accesorios para la confección de la Cédula de Identidad y la Cédula de Identidad y Electoral. Habiendo advertido tardíamente que su mención inintencional del proceso de licitación de la JCE podía prestarse a malas interpretaciones, el denunciante se apresura a hacer la consecuente aclaración de que, en modo alguno, refirió dicho proceso como contaminado, sino que más bien lo hizo tangencialmente.

Sabiendo que nuestro protagonista no es el único bienintencionado que hay en nuestro medio -se han multiplicado como cobayas-, me adelanté a escribir mi artículo titulado “Quiénes jardín y quiénes pantano” (Cfr. Periódico digital “Canaldelamona.com” de fecha 12/10/25), en el que preví que la aclaración del denunciante en cuestión fue necesaria, pero que no resultaría suficiente, insuficiencia que deduje de la imposibilidad material de que, el mismo número de personas que conoció sus declaraciones, fuera a tener la oportunidad de conocer su rectificación. Estaba seguro, asimismo, de que nuestras cobayas no desaprovecharían esa materia prima así por así. De seguro considerarían preciso batir un poquitín más el tema -claro que en una actitud libre de todo morbo- para contribuir a una sana y productiva aclaración de la especie. Pues, parece que “grité en el vientre de mamá”. El lunes 13 de los corrientes los comentarios bien intencionados de expandieron como pólvora, y ya para el mediodía la Junta Central Electoral se vio compelida a salirle al frente a la escalada de tergiversaciones inintencionales que minaban las redes.

Los Vincho tronaron, y no faltó quien se atreviera a juntar hechos aislados para conseguir una amalgama noticiosa impactante: se echó manos de un proyecto de ley sometido a la Cámara de Diputados por el legislador de la Fuerza del Pueblo, Félix Michel, donde se propone que, para los próximos comicios se permita votar indistintamente con el pasaporte, la cédula o la licencia de conducir, para afirmar que “se quieren robar las elecciones”. La cuestión llegó a “LA Semanal”, rueda de prensa habitual de los lunes del presidente Luis Abinader quien, al ser cuestionado sobre el particular dijo que desconocía la afirmación que hizo su interlocutora en el sentido de que la empresa beneficiaria de la adjudicación supraindicada, de la JCE, estaba radicada en Haití, y que cada institución debía aclarar su parte.

Para las diez de la noche ya se había recobrado la calma, merced al juicioso equilibrio y la mesura observados por el pleno de la Junta Central Electoral en el manejo de una contingencia que nunca generó, sino que fue, únicamente y exclusivamente, idea, guion y producción de esa multiplicada especie de bienintencionados que “colabora” para que se disemine el precepto del deber fundamental de “velar por el fortalecimiento y calidad de la democracia, el respeto del patrimonio público y el ejercicio transparente de la función pública”.


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