sábado, febrero 22, 2025
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DeepSeek: La batalla campal del conocimiento


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Ricardo Nieves

DeepSeek (DS) ha provocado lo que todos llaman un terremoto tecnológico en el mundo de la inteligencia artificial (IA). La sacudida, de movimientos bursátiles y complejos, quedó reflejada dramáticamente en la caída de las corporaciones tecnológicas estadounidenses, arrastrando a las bolsas globales.

Brutal, la bajada de casi un billón de dólares afectó gigantes como Nvidia, desarrolladora y líder de microprocesadores que, en un solo día, vio desbancarse cerca de 600 mil millones de dólares, equivalente al 17% en su valor de mercado.

Pero la tecno-guerra por la supremacía de la IA no empezó el 20 de enero, cuando nació DS; responde a otra fase revolucionaria dentro de la avanzada trasformación informática. Su modelo R1 (que piensa antes de responder), contra todo pronóstico, esquivó muros que parecían insalvables: es 20 a 30 veces más económico y puede igualar o aventajar, en pruebas matemáticas y razonamiento, los modelos resonantes de OpenAI (ChatGPT).

De código abierto, gratuito, la alternativa es envidiable para investigadores y desarrolladores, utilizando 10 veces menos recursos computacionales para entrenar sus prototipos. Optimiza el uso sin comprometer el rendimiento, basándose en eficacia y eficiencia a bajos costos.

Mediante las llamadas “cadenas de pensamiento”, imitadores potenciales del razonamiento humano, logra “comprender y explicar su propio pensamiento”, durante la resolución de problemas complejos.

La arquitectura tecnológica de DS limita con la capacidad de abstracción humana.

Alcanza competencias de razonamiento y precisión en el 97% de las consultas matemáticas, emulando procesos cognitivos que, para nosotros, necesitaron milenios de repeticiones y experiencias.

Palabras más prometedoras que realistas lo reiteraban ayer; hoy, como en ningún otro momento de la historia, el conocimiento ocupa la ruta completa del transcurso revolucionario. Automoción, transferencia energética y IA condicionaron nuestras vidas totalmente, porque todo estará atravesado, mediado o plenamente conducido por la IA.

No obstante, su abundancia prometedora, los vaticinios no dejan de ser inquietantes: la mutación vital que nos espera apenas se encuentra en etapa embrionaria. Así, ¿dónde quedará la “conciencia artificial”, la interpretación crítica del contexto social, emocional y ético que, hasta ahora, quedaron fuera del lenguaje de la IA? Enorme transformación, más que Cuarta Revolución Industrial, asistimos al impulso de otro deslizamiento y reorganización suprarrevolucionaria, capaz de congelar el termómetro civilizatorio global.

La primera transmutación tocará al pensamiento sistémico, trasladándose al método educativo, la investigación científica, la automatización industrial, la medicina, los negocios, las finanzas, análisis y proyecciones bursátiles a escala global, la defensa y la seguridad, el medioambiente, la comunicación y la maquinaria del entretenimiento… ¿Hablamos de un salto cuántico o de una réplica eficientizada de la inteligencia y el talento?

Del terremoto digital, una montaña de preguntas se despeña al intentar comprender dónde y cómo impactará este cambio descomunal de paradigma.

La onda expansiva de la deflagración tecnológica alcanzó, una por una, a las denominadas 7 magníficas (Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Nvidia, Meta y Tesla). Nvidia, cabeza mundial en hardware y software, es dueña del 80% del mercado de los chips de procesamiento para entrenar y mejorar la IA.

¿Podemos inferir que DS reventó el monopolio de los gigantes tecnológicos? Con menos inversión de tiempo y energía ha rozado el velo de la tecno-utopía, su código abierto y accesible al mundo borra fronteras geopolíticas y barreras telemáticas.

Pese a las duras restricciones impuestas por EE. UU. para adquirir chips avanzados, equipos de fabricación y semiconductores (bajo el supuesto de “seguridad nacional”), limitando competitividad económica y aumentando tensiones geoestratégicas”, China obtuvo capacidad de innovación y superó algo que parecía improbable.

Construido en 60 días (la Revolución Industrial necesitó 2 siglos para difundirse) y presupuesto de 6 millones de dólares (10% del costo de sus competidores), DS abrió una puerta gigantesca que ni siquiera había sido pensada.

¿Saltará el proteccionismo arancelario de Donald Trump, dado que, como describiera Schumpeter, consiste en otra “destrucción creativa”, connatural a la misma fisiología capitalista?

¿Por qué China? Con más alumnos en “matrículas de honor” (matemáticas, física y tecnología) que la totalidad del estudiantado norteamericano, por quinto año consecutivo, lidera las solicitudes de propiedad intelectual en patentes, marcas registradas y diseños, según la Oficina Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI).

Las solicitudes mundiales de títulos y derechos de patentes (2024) superaron los 3,5 millones, China dominó el ranking con 1,64 millones; en segundo lugar, bien distante, EE. UU. registró 568,364.

Esta guerra es, de todos modos, una batalla campal del conocimiento…


 

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