Tiro al blanco
Rafael L. Olivo
El único presidente libertario de la historia: Javier Milei, le ha abierto los ojos a la humanidad sobre lo que significa el robo de los impuestos desmedidos, sobre todo, en sociedades corruptas donde dichos impuestos terminan, de una manera u otra, engordando el tren gubernamental y/o los bolsillos de muchos políticos.
Cierto es que, para poder brindar servicios públicos, una cantidad moderada de impuestos debe ser cobrada, especialmente cuando se ha producido algún tipo de ganancia comercial, por ejemplo, como el ITBIS y las importaciones y exportaciones. Digno de una investigación es la necesidad el ISR, sumamente cuestionable es el “Anticipo Fiscal”, pero lo que es un verdadero y descarado robo, es el Impuesto de Sucesión, el cual, la mayoría de las veces, termina lesionando los bienes familiares, y dejando en la calle o endeudados a viudas y huérfanos.
Si hay algo que motiva a la cabeza de familia a adquirir una vivienda, es dejarle un techo a su familia si algo le ocurre, pero esto se ve truncado en muchas ocasiones, porque cuando la viuda y/o los hijos van a heredar, tienen que darle una suma al gobierno que puede ir desde varios cientos de miles de pesos, hasta varios millones, cual sea el caso, dado que este impuesto es, hasta donde recuerdo, del 3% de valor a heredar.
Digamos que una familia pasa por el proceso de enfermedad crónica del jefe de familia, algo como un cáncer, éste deja de producir y, encima, comienzan a hacer gastos que drenan la economía familiar, luego, cuando éste muere, no solo se extingue el principal soporte económico familiar, sino que, incluso, puede que tengan cuantiosas deudas, aun así, lo más normal es que entiendan que, mientras tengan un techo sobre sus cabezas, todo irá bien, sin embargo, cuando Impuestos Internos (DGII) les dice que tienen que pagar 100 o 200 mil pesos POR SU CASA, comienza el pánico, el estrés porque puede que se vean obligados vender esa propiedad que creían suya y libre de deudas, y una vez vendan, ese dinero puede diluirse en alquileres o pagando deudas etc. lo que a menudo se traduce en huérfanos y viudas en la calle.
Digamos que la familia tiene una pequeña finca o propiedad en el campo donde van a relajarse, donde ni siquiera producen nada más allá de un par de mangos, aguacates y gallinas para consumo familiar, esa propiedad puede fácilmente ser valorada en varios millones de pesos y, de repente, esa “deuda” con el fisco sube a varios millones, y todo eso por lo que ese padre o madre luchó para sus hijos, se pierde de la noche a la mañana.
¿Por qué tiene el Gobierno que meter la mano en los bolsillos de viudas y huérfanos? ¿Por qué tiene que cobrar por un bien que NO ha producido ganancia alguna, sobre todo en el caso de la vivienda o pequeñas fincas improductivas?
En fin, me gustaría saber que legislador se anima a hablar por las miles de víctimas de ese sistema en RepúblicaDominicana (o las que están en riesgo de serlo), y crea un proyecto de ley que derogue esa barbaridad, o al menos haga una exención, sobre todo en el caso de viviendas y propiedades no productivas.