LIMA.- Alberto Fujimori, expresidente de Perú, falleció a los 86 años, tras una larga lucha contra el cáncer. Su hija, Keiko Fujimori, anunció la noticia a través de la red X, pidiendo a quienes lo apreciaron acompañarlos con una oración por el eterno descanso de su alma. Fujimori fue una figura que marcó profundamente la historia política de Perú, dejando un legado polarizador. Para algunos, fue el salvador del país ante el caos económico y la amenaza de grupos guerrilleros como Sendero Luminoso; mientras que para otros, su gobierno autoritario y las violaciones de derechos humanos, que incluyeron masacres y secuestros, lo convirtieron en un símbolo de represión.
A pesar de ser condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad, Fujimori mantuvo una base de apoyo considerable, lo que permitió que su influencia continuara en la política peruana a través de sus hijos, Keiko y Kenji. Su mandato, entre 1990 y 2000, estuvo marcado por un controvertido autogolpe de Estado y su lucha contra el terrorismo. Sin embargo, la corrupción y la violación de los derechos humanos fueron aspectos que lo llevaron a caer en desgracia. A su muerte, deja un país dividido entre quienes ven su gobierno como necesario para el desarrollo de Perú y quienes lo recuerdan por sus abusos de poder.