lunes, julio 14, 2025
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La amenaza rusa

Tiro al blanco

Rafael L. Olivo

Como ya hemos dicho anteriormente y como también reconoció el mismo presidente Biden en su momento: “a Rusia no se puede acorralar, las consecuencias pueden ser funestas”.

Hace apenas un día el presidente francés, Manuel Macrón, anunció el envío de un contingente de 50.000 soldados franceses y británicos a Ucrania, Rusia respondió desplegando baterías móviles de misiles nucleares, lo cual envuelve intrínsecamente una amenaza a Europa, pero sobre todo a cualquier fuerza desplegada en Ucrania. Ahora bien, la pregunta que debemos hacernos ¿necesita Rusia realmente movilizar misiles nucleares para que hagan su trabajo? La verdad es que no lo creo, todos los países que conforman el “club nuclear”, y sobre todo las grandes potencias, están preparados en todo momento para disparar todo su arsenal en un abrir y cerrar de ojos, incluso, mantienen submarinos armados con misiles nucleares en todo momento en ubicaciones secretas, los cuales, en caso de que su país fuera borrado del mapa, tienen la misión de responder “apropiadamente” a los enemigos, y ya no hablemos del sistema conocido como “Destrucción Mutua Asegurada”.

Entonces ¿por qué el despliegue? Sencillamente para hacer lo que mejor han sabido hacer las armas nucleares hasta ahora: disuasión. Francia y Reino Unido tienen más deseos de ir a la guerra ahora mismo (sabiendo que Estados Unidos tendría que meterse a apoyarles) con Rusia, que lo que Rusia tiene de ir a la guerra con la OTAN, sin embargo, también saben los rusos que el envío de tropas europeas (o de la OTAN) a Ucrania es la última línea roja que puede dejar pasar, de ahí la amenaza implícita de ese movimiento tan atrevido, ya que los rusos saben que la opinión pública en esos países tiene mucho peso, y no les perdonarían a sus gobiernos que ponga a sus hijos, hermanos, esposos y padres en peligro, en un país ajeno.

En fin, por el bien de la economía mundial y, en particular, de la de República Dominicana, esperemos que se negocie la paz, y que, como se dice en mi pueblo: “la sangre no llegue al río”.

Para concluir, cada movimiento entre estas potencias acercan las manecillas del Reloj del Fin del Mundo (Reloj del Apocalipsis o del Juicio Final) más y más hacia la media noche. Esperemos que reine la cordura.


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