OTEANDO
Emerson Soriano
Con frecuencia, se suele considerar el mundo jurídico como principal paradigma del fenómeno institucional, habida cuenta de la naturaleza omnicomprensiva del derecho. Sin embargo, como suele aludir mi amigo Sandy Filpo, <<existen reglas no escritas>> y, yo agrego que, aunque tales reglas no son constitutivas ni regulativas de derecho per se, resultan el camino idóneo a seguir a la hora en que las circunstancias demandan cooperación para la solución de conflictos. Esas reglas, si bien no están contenidas en un corpus específico de carácter legal, pueden ser halladas allí dondequiera que el sentido común presida la voluntad de identificar tales soluciones.
Lo que ha ocurrido con la reunión celebrada entre el presidente Luis Abinader y los tres expresidentes del país demuestra que, como aprendimos en la teoría general de las obligaciones, <<el fundamento de la obligación es la voluntad>>. Pues, si bien existe un espacio como el Consejo Económico y Social (CES), propicio para este tipo de encuentros, no es menos cierto que no hay precedente institucional, al menos con las características del encuentro ocurrido recientemente. En consecuencia, ha bastado la voluntad activada a partir del indicado sentido común para que nuestro liderazgo haya dejado de lado el paradigma jurídico y se haya centrado en la búsqueda conjunta de soluciones al problema haitiano y sus implicaciones para nuestro desempeño.
Todo lo anterior demuestra entonces que, el sentido común, ejercido con la presciencia que demanda una sana filosofía pública, debería ser el paradigma cardinal del fenómeno institucional (al menos en el alcance público del término); que es hora de que la oposición política genere el deshielo preciso para alcanzar metas comunes, siempre pensadas desde la perspectiva del interés general, pues ese es parte de su papel en la Democracia Constitucional. La oposición política de hoy puede estar segura que será mejor valorada por la población electoral a partir de una bien demostrada disposición de aportar, que dejándose reducir por diatribas estériles, tanto hacia lo interno como hacia lo externo de sus respectivos colectivos.
Hay muchas trabas para el uso del sentido común que, como se suele afirmar, <<es el menos común de los sentidos>>. El primer obstáculo lo constituyen los egos. Salir del cascarón del ego o, al menos, hacerlo poroso requiere haber elegido asignar un sentido a la vida, además de entender su finitud, cuestión que no debería ser tan difícil en personas de tercera y cuarta edad, períodos en que vamos de despedida y se impone que bien empleemos el tiempo que resta. Parece que nuestro liderazgo se ha ubicado en este punto, por lo que, lo ocurrido en el marco del encuentro antedicho, debe ser motivo de regocijo para todos los dominicanos de buena voluntad. Felicito al presidente por la iniciativa, y a los expresidentes por prestar su concurso para su realización.