Tiro al blanco
Rafael L. Olivo
Tercera parte:
Para nadie es un secreto que el exceso de un producto X en el mercado, ocasiona una distorsión en los precios del mismo, que, como es generalmente hacia la baja, va en detrimento de los productores u oferente de dichos productos. El mercado laboral no está exento de dicha dinámica.
La migración ilegal masiva de haitianos a nuestro país, provee al mercado laboral de una sobreabundancia de mano de obra barata, semi esclava, que ocasiona que cuando un dominicano abandona un trabajo debido a que las condiciones laborales son pésimas, hay tres haitianos dispuestos a hacer lo mismo trabajo en conexiones iguales o peores, lo cual causa que esas malas condiciones se perpetúen en el tiempo, y que todos los dominicanos terminen abandonando esos nichos de trabajo.
Esto NO lo vemos solo en el área de la construcción (como se cree) si no en una amplia variedad de empleos, por ejemplo, cuando a un dominicano educado y que habla dos o tres idiomas le ofrecen 23.000 pesos (370 dólares) por trabajar en una recepción o animación, el mismo lo rechace inmediatamente, esperando ganar más por su preparación, sin embargo, a un haitiano, con solo saber que agregado a eso van dos o tres comidas diarias, le parece todo un logro y, el empresario, en vez de ofrecer salarios más atractivos, termina contratando a ese extranjero. Por eso vemos que las recepciones de los hoteles están llenas de haitianos, y que una gran cantidad de albañiles dominicanos (y hasta haitianos) están motoconchando en las ciudades, en vez de trabajar construcción.
Pero no solo es eso, cuando los chicos del barrio ven que ese “recepcionista” dominicano no gana bien, no les interesa en lo más mínimo estudiar idiomas y prepararse para ser uno en el futuro, lo cual, a su vez, aleja a los dominicanos de esos nichos de trabajo, dejando la puerta abierta para que los llenen los extranjeros.
Ahora extrapole el ejemplo a la profesión de su preferencia.