Rickey Henderson, legendario miembro del Salón de la Fama del Béisbol y líder absoluto en bases robadas de la MLB, falleció este viernes en Oakland tras recibir tratamiento médico durante un breve periodo. Henderson, 10 veces All-Star y MVP de la Liga Americana en 1990, deja un legado imborrable con 1,406 bases robadas, una marca que aún permanece intocable en las Grandes Ligas. A lo largo de sus 25 años de carrera, Henderson jugó para nueve equipos, destacándose especialmente con los Atléticos de Oakland, donde pasó 14 temporadas.
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Considerado uno de los mejores primeros bateadores en la historia del béisbol, Henderson acumuló 3,055 hits, 297 jonrones y 1,115 carreras impulsadas, además de establecer récords con 2,295 carreras anotadas. Sus hazañas y carisma lo convirtieron en una figura icónica dentro y fuera del campo. Excompañeros y fanáticos han expresado su pesar en redes sociales, recordando no solo su talento sino también las anécdotas que forjaron su leyenda. Dave Winfield, ex compañero en los Yankees, fue uno de los primeros en rendir homenaje, recordando a Henderson como un gran amigo y compañero irreemplazable.