Antigua frase española que hace referencia a un perro de esa raza, y el diccionario de frases nos dice de la misma:
“Se dice cuando quienes amenazan y se muestran coléricos no son los más peligrosos, pues hacen poco o sólo bravatas.”
A quien o quienes tomen fama de ser como dicho can, se les pierde el respeto, sería como un dicho más conocido en el país: “perro que ladra no muerde”.
Tener esa fama es peligroso, y Putin, quien hasta ahora ha delimitado ciertas líneas rojas que Occidente ha ido cruzando una y otra vez, ignorando olímpicamente las posibles consecuencias de una prometida reacción rusa, lo sabe. Pues bien, el permiso a Ucrania para realizar ataques con misiles de largo alcance sobre suelo ruso podría ser ya la último.
¿Por qué es esto un peligro?
La nueva filosofía rusa para ataque nuclear dice:
“Una agresión contra Rusia por cualquier estado no nuclear, pero apoyado por estados nucleares, se tomará como un ataque combinado a Rusia, por lo que se considerará una respuesta nuclear”.
Uno podría decir, “bueno, pero no es para tanto, no debería reaccionar así si no le han atacado con armas nucleares”, y sería un comentario lógico, sin embargo, encierra un peligro para Rusia ¿por qué?
La razón es que es imposible para Rusia tener la certeza de saber si, entre las armas entregadas por Occidente a Ucrania, hay armas nucleares y cuando los radares defensivos rusos detecten una considerable cantidad de misiles enemigos en dirección a suelo de la “madre patria”, no podría discernir si algunos de los mismos tienen ojivas nucleares o no, por lo que, sin saberlo, podrían estar enfrentando la aniquilación total, y ya sabemos que los rusos están dispuestos a irse… pero no solos.
Es por esta razón que siempre tuvieron programada la “aniquilación mutua asegurada”, y es muy probable que si Ucrania lanza un ataque masivo de misiles (con las buenas defensas rusas, solo grandes números podrían penetrarla), lo próximo que sepamos es que Kiev ha sido barrida por uno o varios misiles nucleares y, estoy seguro, que Occidente podrá sancionar a Rusia, pedirle a China que también lo haga (lo cual no es seguro que se cumpla), y hacer mucho alarde, pero a confrontar directamente a Rusia no va, por lo que eso pondría fin, no solo al experimento bélico de Occidente, sino, como también, a la vida de miles, quizás millones de ucranianos.