Partiendo de la base de la plena conciencia de que no existe una teoría específica de la política exterior como tal, yendo más lejos de los límites del debate teórico, se puede afirmar que sí hay una articulación que deriva del reflejo de la política interna y que se compone de una serie de procesos, encabezados por los Estados y sus élites de poder, para lograr objetivos específicos que redundan en la protección de los intereses nacionales más allá de las fronteras.
En ese orden, el nuevo coronavirus ha venido a reinventar todo el esquema de las Relaciones Internacionales. Se trata de una pandemia global sin precedentes para la humanidad, sobrepasando todos los avances alcanzados por la ciencia hasta ahora, con unas cifras de mortandad espantosas que cuentan, según el mapa estadístico de Google (Mapa del coronavirus COVID-19), millones de contagiados y cientos de miles de muertes a nivel global. Esto ha puesto en tela de juicio la capacidad de algunos líderes mundiales para solucionar grandes problemas.
Las gestiones eficientes de los lineamientos de política exterior se llevan a cabo dentro del marco legal que proporciona la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961. Tomando como base estos postulados, es necesario preguntarse ¿Cómo puede el Estado dominicano proteger los intereses nacionales, negociar e informarse de todo cuanto acontece en el mundo durante la crisis del COVID-19 y a posteriori? La respuesta se encuentra en la misma Convención. Se resume a lo que se pudiera definir como una “buena representación”.
Es decir, en las misiones diplomáticas dominicanas diseminadas alrededor del mundo, tanto en países como en organismos internacionales, es tiempo de que se activen los equipos completos de trabajo para realizar labores eficientes durante y después de la crisis, a la altura de las circunstancias actuales, de la siguiente manera:
Representación: Los embajadores dominicanos deben llevar soluciones a los distintos foros diplomáticos, con propuestas coherentes que se generen de un consenso entre el Servicio Exterior y los departamentos locales del Ministerio de Relaciones Exteriores; ahora más que nunca hace falta un diálogo mundial, liderado por las principales potencias y con la participación de los países con mayor influencia regional, para buscar alternativas conjuntas que ayuden a combatir el virus, apoyando las iniciativas de investigaciones científicas y luego abogar por la universalización de las respuestas efectivas para superar las consecuencias del COVID-19. La República Dominicana debe alzar su voz como “pivote geopolítico” del Caribe, según la interpretación del texto de Brzezinski *.
* «Según Zbigniew Brzezinski en su libro El Gran Tablero Mundial “los pivotes geopolíticos son los Estados cuya importancia se deriva no de su poder y de sus motivaciones sino más bien de su situación geográfica sensible y de las consecuencias que su condición de potencial vulnerabilidad provoca en los jugadores geoestratégicos”.
Protección de los intereses nacionales: Este es un momento crucial para que los cambios sean aprovechados y se transformen en oportunidades, en ese sentido, se observa que el mundo post COVID-19 tendrá una nueva configuración, por lo que es un buen escenario para manejar hacia el exterior una política reorientada, basada en un modelo de “realismo conveniente” de cara a la lucha de intereses que involucra a los Estados Unidos y China con sus respectivos aliados. En lo que respecta al caso de Haití, este constituye un punto de vital interés, por lo que se pudiera proponer la firma de un acuerdo de actuación conjunta de manejo de crisis en la frontera y reforzar las defensas para garantizar la seguridad de toda la zona de demarcación.
Información: Resulta necesario que el Estado dominicano tenga conocimiento de primera mano de todas las iniciativas que están tomando sus homólogos para combatir la crisis, y luego de esta, con la finalidad de extrapolar las iniciativas que presenten resultados positivos en otros países tomar decisiones estratégicas de control y prevención de riesgos.
Negociación: Las Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD) que la República Dominicana pueda obtener de la Comunidad Internacional, depende en gran medida de su poder de negociación, por lo que, en el periodo posterior a la crisis, será necesario investir algunas misiones “ad hoc”, a los fines de gestionar la cooperación en los escenarios más idóneos, sobre todo en espacios que impliquen tanto Ayuda No Reembolsable como Ayuda Reembolsable para revivir la economía y paliar la debacle que se aproxima, en la medida de lo posible y más allá.
Finalmente, no se tienen aún previsiones concretas del final de la crisis, el mundo todavía permanece de rodillas, reaccionando desafortunadamente tarde a los efectos del COVID-19. Esperamos que las respuestas efectivas a los problemas sociales, surjan del seno de organismos como la ONU, OMS, Cruz Roja, OPS, BM, FMI, entre otras, para que así, por fin, los foros internacionales recuperen la confianza y reivindiquen la importancia del estudio de las Relaciones Internacionales.
José Carlos Guerrero, M.B.A.
Internacionalista y Politólogo